Alerta "boomer"
El lunes por la tarde llegó mi hermana Julie desde Canadá. Viajar y recibir invitados es una experiencia que crispa los nervios, y a pesar de tener una amplia experiencia en hacer ambas cosas, es mucho estrés y correr de un lado para otro. En su infinita sabiduría, mi hermana decidió que el remedio para esto y muchas otras cosas era ir a misa el martes. Mientras me sentaba en uno de los bancos del fondo para no molestar a nadie rezando en otros idiomas, me di cuenta de que hacía como veinte años que no iba a misa (puede que hayan sido literalmente veinte años, la verdad). He asistido a otros actos religiosos en los últimos veinte años, por supuesto, pero éste me impresionó. Sobre todo porque mi hermana no tenía ni idea de lo que estaban hablando, lo cual, en realidad, no debería hacerme reír, pero todo lo que puedo pensar ahora es lo enfadada que estaba mi abuela cuando suspendieron los servicios religiosos latinos. Al menos podíamos encender velas (eléctricas).